MASONERÍA AL DÍA / Columna de Opinión: Masonería y Religión

Columna de Opinión:

Masonería y Religión

Por José Manuel León Pinochet
GDEGM Relacionador ante la ONAR


31-10-2024


Para muchas personas independiente de su vinculación con la masonería ésta y la religión son enemigos a muerte y absolutamente incompatibles.

La verdad es bastante más compleja, ya que esto corresponde a una simplificación excesiva de una disputa que dice mucho más con el poder político que con la cuestión específica de las creencias de quienes se reconocen dentro de una religión en particular, la que se dio en un contexto de formación de una república que heredó del régimen anterior, que, entre otras cosas, implicaba una relación específica con la Iglesia Católica Apostólica y Romana.

Por su parte, la Masonería, en su forma contemporánea, tiene sus orígenes en el mundo inglés y protestante, por lo que fue vista como una suerte de “cabeza de playa” de una invasión que amenazaba la unidad espiritual y cultural de la nación. Por cierto, no fue la única que recibió este calificativo, ya que en su momento también fue catalogado así el Movimiento Scout, por ejemplo.

La principal preocupación de la masonería no es la salvación de las almas, sino que el fortalecimiento moral y ético de sus integrantes, por lo que es perfectamente compatible con la religiosidad, tal como se hace evidente en el mundo anglosajón. Pero en Chile, producto de la historia, se instaló una idea errada.

La Masonería no es irreligiosa ni antirreligiosa. Simplemente sostiene y defiende la idea del libre examen y la libertad de pensamiento, y no claudicará nunca en estos ideales, y concede esa misma libertad a quienes quieren vivir su fe de un modo específico como a quienes no, exigiendo a cada uno que cumpla con el deber del respeto muto necesario para el funcionamiento de una sociedad.

La participación de la Masonería en ceremonias tradicionales tales como el Te Deum, así como en instancias de conversación como la Oficina Nacional de Asuntos Religiosos y Espirituales, permite generar un espacio de conversación que esperamos se traduzca en una convivencia más sana que se irradie en la sociedad chilena que parece capturada en una vorágine que no le permite ese espacio de reflexión que tanto necesita.